Cómo saber qué estudiar en la universidad es difícil. ¿Y si lo que elijo no es para mí? ¿Y si no soy bueno? ¿Y si no me gusta? ¿Por qué tengo que decidir ya algo tan importante? Hasta el que está más seguro —ese amigo que va a ser abogado como sus papás o tu prima que en la biología encontrará el camino para profundizar su pasión por las plantitas— seguro lo piensa dos veces: es una decisión que define el resto de la vida, a lo que te vas a dedicar todos y cada uno de tus días, la forma de comer y poner un techo sobre tu cabeza, tu destino, ¿no?
Tal vez no. Obvio, elegir el pregrado es una decisión de peso, no vamos a decir que sea lo mismo que entrar a Netflix y buscar qué ver (aunque esa a veces tampoco es fácil). ¿Y si no sé qué estudiar? Esta pregunta no tiene que estar llena de estrés. Primero, como dice Adriana Suárez, directora de experiencia de clientes y cuentas clave de Manpower Group, este es “un proceso de exploración del ADN de talento de cada uno. Con tests de orientación vocacional, por ejemplo, puedes detectar tu vocación, tus talentos naturales. Cuando tienes claro para qué eres bueno y dónde están tus fortalezas, tienes un punto de partida importante para disminuir la incertidumbre y encontrar el pregrado que deseas”.
Y segundo, y más importante aún, el pregrado universitario no es un pacto de sangre ni un cajón del que no vas a poder salir, no lo pienses así. Así lo explica Suárez: “Hoy la profesión que estudias, a la que le dedicas cuatro o cinco años, lo que te va a dar son unas bases, fortalecer ciertas competencias, conocimiento, información, metodología. La vas a poder aplicar en muchos contextos organizacionales y en diferentes roles”. Entonces, en vez de pensar lo que estudias como un camino del que no puedes salirte, ¿qué tal pensarlo como una forma de obtener herramientas para seguir explorando el mundo y forjando tu propio camino?
El pregrado es el inicio de la carrera, un paso importante de muchos que hay por dar. Esta etapa te forma con las bases teóricas de un campo de conocimiento, pero la carrera sigue después de este nivel de estudios. Este es un espacio de experiencia intelectual, de desarrollo de habilidades, de empezar a construir. Los cursos de humanidades, por ejemplo, te acercan a ciertos conocimientos, y los de ciencias a otros. El razonamiento matemático de la clase de estadística se complementará con la sensibilidad del taller de arte. Con el pregrado adquieres conocimientos, desarrollas habilidades y empiezas a cultivar relaciones humanas con compañeros y docentes con los que te puedes mover entre distintos campos de trabajo, y seguir ampliando tu carrera y tu horizonte profesional.
La carrera profesional, que empieza con tu carrera universitaria, es una maratón, no son 100 metros planos. “Hay abogados muy exitosos que hoy lideran áreas de relaciones públicas por esa capacidad de conectar con el otro, de analizar, de comunicar. Hay financieros muy exitosos que lideran compañías y no solo porque saben de finanzas, sino porque también desarrollaron habilidades para el management, para inspirar, para crear soluciones y llevar las compañías a otro nivel”. Mira a Howard Schultz, fundador de Starbucks, que estudió comunicación; o a Susan Wojcicki, CEO de YouTube, que estudió historia; o a Richard Plepler, que era CEO de HBO, que estudió ciencia política.
Supongamos que ya estudiaste tu pregrado, te graduaste y llevas uno o dos años trabajando. Y te das cuenta de que quieres irte por otro lado, explorar otras áreas o complementar tu perfil con nuevas habilidades. ¿Qué puedes hacer? Suárez explica que es importante que participes en proyectos de otras áreas para que las conozcas, cojas horas de vuelo y experiencia, y que te fortalezcas desde lo técnico con estudios adicionales como una maestría o una especialización. Así puedes apalancar un cambio en tu carrera profesional, incluso más allá de tu carrera universitaria. ¿Cómo saber qué estudiar? Aparte de los tests de orientación vocacional, recuerda que en el pregrado no están todas las herramientas para la vida profesional, estas llegan cuando empiezas a trabajar.
“Indudablemente una carrera universitaria siempre abrirá oportunidades. Siempre será una puerta maravillosa para conocer personas, para ratificar que eso es lo que amamos y lo que queremos hacer. Pero también para hacer una pausa. En la vida tenemos posibilidades de recalcular la ruta y pasarnos de carrera, capitalizar lo que aprendimos —porque indudablemente este conocimiento no se pierde, nos va a fortalecer y hacer más integrales— pero en cualquier momento podemos hacer un cambio de carrera y no pasa nada. Lo importante es capitalizar todas las situaciones, ser conscientes de nuestro ADN de talento y definitivamente hacer lo que nos apasiona. La pasión más el conocimiento nos llevan a desempeños sobresalientes y a vidas muy satisfactorias a nivel profesional y personal”, concluye Suárez.
Sobre todo, la carrera es un camino muy tuyo, que nadie más puede caminar ni planear. ¿Qué estudiar? Lo bello de la carrera profesional es que es única, en cuanto mezcla lo que te interesa, lo que aprendes, tus habilidades y tu experiencia. Piensa cada paso que das, piénsalo bien, pero recuerda que siempre hay margen de maniobra. O sea que siempre puedes hacer algo distinto, maniobrar y cambiar de dirección. Por algo se llama “carrera”: es larga, y tú decides la dirección: vas al mando.
En esta maratón, y cada pequeña decisión, puedes contar con Sufi como un aliado que te apoyará y te abrirá puertas. Así seguirás avanzando en tu carrera y podrás celebrar cuando llegues a las metas que te propusiste. Aprende más acá de lo que Sufi te brinda. Esta nota fue producida por Vice.